Relájate en la Toscana




Hace tiempo me preguntaba qué tenía la Toscana para inspirar tantas novelas, películas y filosofeos varios. Me preguntaba por qué parecía ser un escenario perfecto para la cuna de romances, del descubrimiento de la esencia de tu alma, del lado plácido, tranquilo y dulce de las cosas...

Sin darme cuenta, caí en su hechizo. Empecé por acompañar mi café de una tarde cualquiera con la película Bajo el sol de la Toscana, continué preparando alguna receta sacada del libro que la inspiró y mi casa se empapó de aroma a orégano que me hizo saborear el cielo más azul. Después llegó Cartas a Julieta y con esa historia sencilla, tranquila y apacible, decidí que experimentar en casa no era suficiente, quería conocer la tierra en la que un sueño apacible se hace realidad.

En nuestra luna de miel, César y yo recorrimos parte de Italia. Preparé el viaje gracias a guías gratuitas y contraté absolutamente todo por mi cuenta y riesgo, sencillamente porque me parece mucho más bonito equivocarme. Viajamos a Roma, a Venecia, y terminamos con cuatro días en la Toscana.

2 de diciembre y sí, bajo el sol de la Toscana

Nos alojamos en la capital, Florencia, y caí perdida bajo el influjo del arte. Allí el arte no se busca, se respira. ¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que una ciudad puede tener alma propia? Florencia la tiene. Allí escuchas violines, guitarras y campanas por las calles, lo ves en la arquitectura y en el David, sientes la pasión del vértigo en la cima de la cúpula y el tiempo se detiene en las librerías de segunda mano.

Pero la Toscana es mucho más. Es marearte subiendo a la torre de Pisa, perder la vista en el inmenso paisaje plagado de colinas, es llenarte el estómago con pasta fresca en salsa de nueces, disfrutar de un chocolate ardiente mientras recorres la muralla de Luca al contraste de un gelato sobre el puente Vecchio, es inspirarte a cada paso con el espíritu de su gente...

Perdón por la calidad, lo grabé con el móvil. Pero quiero que escuches Florencia tal y cómo yo lo hice.
La Toscana es el disfrute de cada paso con calma, la tranquilidad en un caos bebible, la magia de las musas en el aroma de lo esencial, en tu propio aroma, el que hacía tiempo que no encontrabas.
La visitamos entrado el otoño, a principios de Diciembre, por verla en un momento diferente a la mayoría de los turistas. Ahora tengo la asignatura pendiente de disfrutarla en verano tal y cómo las películas que más he visto me han enseñado.

¿Alguna vez te has dejado empapar por la Toscana? 
Si no es así, ve las películas que menciono más arriba y visita la Toscana desde tu casa. Y luego me cuentas... Me encantará saber si al experiencia te relaja tanto como a mí.

2 comentarios:

  1. No he visto ninguna de las películas que mencionas, pero me las apunto :P
    Me ha parecido deliciosa esa visión de la arquitectura del lugar acompañada del violín.

    Mi Toscana son Bélgica y Holanda, solo he ido una vez, pero nunca las olvidaré ^^

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    1. Lo bonito de esas películas es verlas en dos tipos de ocasiones. La primera, cuando no sabes que ver en una plácida tarde de domingo. La segunda, cuando estás en medio de un periodo de estrés en el que eres incapaz de ver el final del túnel.

      Bélgica y Holanda son dos entornos igual de maravillosos. Es cierto que cada uno tiene preferencia por un entorno y costumbres determinadas, pero lo de la Toscana es algo diferente. Es alimentar el alma con aceite de oliva virgen extra bajo el efecto de un plácido atardecer.

      Magia pura, te lo digo yo que sé mucho de orquídeas :P

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